
Los hijos de Adan y Eva
Después de que Adán y Eva desobedecieran a Dios, tuvieron que abandonar el Jardín del Edén.
Se unieron como pareja y también tuvieron hijos. Eva estaba muy orgullosa cuando dio a luz a su primer hijo, Caín, y poco después llegó Abel.
Dios les había dicho que comieran de los frutos del campo. Pero Caín no se conformó con recoger los frutos con esfuerzo; los cultivó, y de lo que le sobraba, ofreció un sacrificio a Dios.
Abel, en cambio, era pastor de ovejas. Las ovejas proporcionan lana para hacer ropa, carne y leche. Abel tomó uno de los mejores corderos que tenía para ofrecérselo a Dios como sacrificio. Dios sabía que esto no era fácil, ya que los corderos pequeños son muy tiernos, y seguramente a Abel le costó mucho sacrificarlos.
Así, Dios aceptó la ofrenda de Abel, pero rechazó la de Caín.
Dios quiere que le tengamos respeto y que ofrezcamos un sacrificio digno de su grandeza y santidad.
Sin embargo, Caín no lo entendió así y reaccionó con ira y celos hacia Abel.
Dios le dijo que, si actuara correctamente, no tendría razón para estar así, y lo advirtió sobre el pecado, que estaba a la puerta y al que debía dominar.
Pero Caín no escuchó a Dios y tuvo una discusión tan fuerte con Abel que, cuando tuvo la oportunidad en el campo, tomó una piedra y lo mató.
Dios lo confrontó, pues sabía lo que había sucedido. Caín respondió que no sabía dónde estaba Abel y añadió que no tenía por qué cuidar a su hermano menor.
Sin embargo, Dios lo enfrentó con lo que había hecho y le anunció su castigo: nunca más lo que él cultivara daría fruto, y él mismo no tendría descanso.
Caín protestó, diciendo que el castigo era demasiado severo, que Dios lo estaba desterrando y que cualquiera podría matarlo.
Entonces, Dios puso una señal en la frente de Caín para que nadie lo matara y para que, si alguien lo hacía, cargara con siete veces más culpa.
Así, Caín se alejó de la presencia de Dios, pero no porque Dios lo hubiera desterrado, sino porque él mismo eligió no tener más relación con Dios.
Después vivió en la tierra de Nod, al este del Edén.
Adán y Eva tuvieron otro hijo en lugar de Abel. Se llamó Set, y cuando Set tuvo su propio hijo, la gente comenzó a invocar el nombre del Señor.